sábado, 23 de abril de 2011
♥
miércoles, 13 de abril de 2011
:)
martes, 12 de abril de 2011
Ahí viene mamá pato
domingo, 10 de abril de 2011
*$&&(/)()
- Si no te escribió, escribile.
- Si le escribiste y no te contestó, preocupate.
- Si ya hace más de 1 día que le escribiste y sigue sin contestarte, olvidate.
.·*·.
Hoy la verdad que no entiendo al mundo. Esto es una realidad: hay demasiada gente con necesidad de dar amor y demasiada gente con necesidad de recibir amor. Pero los que lo necesitan no lo aceptan por miedo a ser defraudados y los que quieren darlo no lo dan por miedo a ser lastimados.
O sea, somos unos pelotudos bárbaros, nos dejamos censurar por el miedo y después andamos maldiciendo al amor, por qué no maldecimos al miedo?.
Es el sentimiento más hermoso y no lo estamos dejando SER, todo por miedo, todo porque ciertas personas se encargan de hacer cosas en nombre del amor cuando no lo son, son terribles plagios y nos dejan lastimados y defraudados, y después terminamos haciendo los mismos plagios baratos que los demás pensando que así nos vamos a hacer inmunes o algo así, qué mentira!
Cuando una persona está decidida a dar amor, a arriesgarse después de toda la mierda, el otro se niega a recibirlo siendo que puede ser que lo necesite. Cuando una persona necesita amor, una vez que lo tiene realmente, se pone a pensar en toda la mierda que pasó antes y no lo acepta, lo deja pasar y cuando lo pierde después se lamenta. Por Dios, por qué tanto miedo de amar y de ser amado? Si es lo que toda persona quiere.
Mi conclusión? Realmente el mundo está loco y todos nosotros los que creemos en el amor somos unos pelotudos.
Y sí. Hola, me puse cabrona con el mundo.
Tararáréétití
sábado, 9 de abril de 2011
88*
Pero no soporto estar tranquila.
Estar tranquila no es vida, descansar en paz es estar muerta.
ƒ
Sólo hay un aspecto de mi que puedo aplicar en cualquier situación. Quiero ser omnipresente y me evaporo, me difumino entre tantos perfiles. Hay trocitos de mi en muchos lugares, en muchas personas. Pero siempre me ha faltado algo. Soy de tantos sitios que ya no soy de ninguna parte. Quiero permanecer.
No te gustaba prometer. Nunca me prometiste nada. Ni de un día para otro. Piensas que todo debe de ser impredecible, espontáneo, distinto. Cada día debe de crearse una nueva razón de ser, un nuevo impulso y con ello una nueva dirección.
Un vez me dijiste que no sabías que sentiría tu yo de mañana, pero que hoy sólo querías estar donde estaba yo. Ahí entendí tu forma de ver el mundo: cada día que despertamos somos distintos, algo cambia en nosotros. No podemos ser nuestro yo de ayer.
Así que allí estábamos, en tu coche gris, escuchando Hotel California una y otra vez. Tú mirando al frente y yo al vacío. Con las mentes en blanco llenas de polvo y pintalabios rojo.
Justificabas tu carácter voluble en filosofía de segunda mano. Y yo pensaba: no mientas, no seas como yo. Había algo enterrado en nosotros. Queríamos algo que fuera nuestro. Permanecer en algún lugar. Condensarnos.
Me desabroché el cinturón. Tu humo se escurría por las ventanillas abiertas. Mirándome en silencio me hiciste una única promesa: esto es sólo nuestro. Pintalabios rojo otra vez.
Arrancaste el coche y seguimos por la carretera. No hacía falta decir nada. Disfrutaba cada segundo con el sonido del viento en mis oídos. Viento que nos despeinó y limpió nuestras mentes de polvo. Por primera vez sentí que estaba en mi lugar. Que tenía un pequeño hueco donde no era una intrusa. Te tenía a ti. Pero sólo hoy. Mañana no sabía que iba a pasar.
Polígonos industriales, casas abandonadas, campos de naranjos y el mar. Ese era el lugar. Hacía calor para ser otoño. La preocupación nos daba la espalda. Y sentados en las rocas tú mirabas al frente y yo al vacío. Efímero, breve, fugaz.