martes, 29 de octubre de 2013

El cielo oscureció de golpe, todo se hizo un poco más frío... y yo me quedo pensando e intentando recordar qué hacía un día como hoy hace una semana. Todo era diferente.
Quizás se siente todo un poco más vacío desde ese día.
A veces siento ganas de volver a buscar su número y decirle "hola, sigo acá, y te extraño, podemos intentarlo", pero luego recuerdo sus palabras y me convenzo de que no, ya me apartó de su camino y sólo soy otro capítulo cerrado que forma parte de un gran libro.
A veces la ilusión inunda mi día y espero sus palabras al frente de una pantallita diciendo "hola, sigo acá, y te extraño, podemos intentarlo", pero no. Vuelvo a convencerme de que no es su deseo y que así está bien, incluso mejor que un día como hoy hace una semana.
Los truenos suenan de a poco más fuerte y recuerdo el invierno que pasé a su lado, lo sigo viendo ahí, su primer sonrisa, su primer abrazo y automáticamente recuerdo el último y todo se hace tan difícil... e incluso me enojo y me dan ganas de decirle "Por qué no me escribís? Te estoy esperando todavía, por qué tardás tanto?", pero no puedo, soltó mi mano y quedé con el brazo extendido hacia su espalda (y aún lo extraño).
Ya llueve, llueve y lo siento lejos. Qué hago con estas ganas de abrazarlo? Cortázar nuevamente tuvo razón:
"Esta ternura y estas manos libres, ¿a quién darlas bajo el viento?" 


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