lunes, 12 de diciembre de 2011

Quisiera esta vez poder escribir de una manera especial, pero yo qué sé de cosas especiales... no conozco nada más que la espontaneidad de las palabras, la espontaneidad de los actos... hacer y decir sólo porque se siente y no porque hay que hacerlo...
Desde anoche que llueve y no para, es constante, es hermoso, es como una cortina de música sin ser música, de recuerdos sin ser memorias, de momentos que pasaron pero que siguen vivos. Olor a tierra mojada, las pisadas húmedas de mi perra sobre el piso, las gotas que caen desde las hojas hacia el charco común del suelo... es todo tan hermoso, pero yo sigo pensando y sintiendo que respiraba mucho mejor cuando lo tenía cerca.
Alguna vez les pasó esto de mirar a los ojos de una persona e intentar encontrar la respuesta a todo en su mirada? Como si la clave de la existencia estuviera en esos minutos en los que dos pares de ojos se cruzan, sostienen las miradas y la seriedad toma la totalidad de la situación, esos segundos en los que un parpadeo podría ser el fin y acercarse hasta tocarse las bocas sería la salvación, esos segundos en los que se intenta comprender por qué existe tanta belleza en algo tan cotidiano, cómo es que podría regalarse la vida en un beso ahogado por un suspiro, cómo todo sería tan caótico si esas dos miradas ya no se encontraran más, cómo sería la vida sin suspirarlo, sin respirarlo, sin sentirlo, sin tocarlo... sería vida? Cómo sería mi sonrisa si él no me diera motivos? Creo que la belleza de la simpleza es tan profunda a veces que dan ganas de llorar, de aguantar, de respirar a pesar de todo, de lo lindo, de lo difícil y de lo angustiante que es tener un cuerpo lejos, pero un corazón cerca... una persona que me hace levantar frente a todo, que me hace resistir, que me hace seguir de pie sólo por convicción, sólo porque se tiene fe y esperanza, porque cree que 'para siempre' es de verdad.
Y si me siento perdida, él es mi norte y la estrella que quiero seguir, el único lugar al que siempre quiero volver.

Sentir que se toca el cielo con los dedos al pasar mi mano por su cara, conocer el corazón del universo al apoyar mi cabeza en su pecho, dibujar su sonrisa con una línea continua de mi dedo y entender qué es lo que necesité tanto tiempo para sentirme plena, para sentirme fuerte, para sentirme yo misma.
(Me dijo que era para siempre).


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